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Las tiendas Apple cumplen 10 años
Las tiendas Apple han cumplido 10 años y como conmemoración en todas ellas se ha colgado un cartel en el área de empleados que resume la filosofía de las mismas y de sus trabajadores.
Aunque estos carteles no están en el área de los consumidores, sino en el área de empleados, si que han aparecido fotos de los mismos y el contenido de los mismos.
Reproducimos aquí el texto íntegro del cartel, ya que su filosofía nos parece admirable y nos gustaría compartirla con todos vosotros. Vale la pena leerlo íntegro:
En los últimos 10 años, hemos aprendido mucho. Hemos aprendido a tomarnos cada día con el mismo entusiasmo que teníamos el primer día. Hemos aprendido la importancia de dar a nuestros clientes tanta atención como la que ellos nos dan a nosotros. Y hemos aprendido el arte de contratar a las personas adecuadas para los cargos adecuados. Hemos aprendido que es mejor adaptarnos al barrio que no que el barrio se adapte a nosotros. Y esa es la razón por la que gastamos tanto tiempo y esfuerzo construyendo las tiendas con nuestro modo.
Nuestra primera tienda, en Tyson’s Corner, nos dio nuestra primera lección en apenas 30 minutos. Justo habíamos abierto las puertas cuando nos dimos cuenta de que hacía falta pulir el metal con una solución especial de pulido. Así fue como aprendimos que tratar el metal con arena virgen lo hace más resistente a las marcas.
También hemos aprendido que el cristal puede ser mucho más que el cristal. Hemos aprendido que una caja de cristal puede compararse a los grandes rascacielos de Manhattan. Que cuando el cristal se convierte en algo tan icónico como el cubo de la quinta avenida, se convierte también en quinto punto más fotografiado de Nueva York. Y también hemos aprendido que si hay que hacerlo, puedes cerrar una calle en Sydney para poder traer tres pisos de paneles de cristal. Y cuando haces tres pisos de cristal, también tienes que traer una grúa capaz de instalar tres pisos de cristal. Incluso hemos dado con el modo de hacer las piezas de cristal curvado más grandes del mundo en nuestra tienda de Shangai.
También hemos aprendido cosas de la piedra. Como por ejemplo saber revelar el auténtico color del granito con un soplete. Y que a veces el granito tiene betas de color que tienen que coincidir. También hemos aprendido que la sensación que da el alcanzar la perfección en esos detalles es como la de mover una montaña. A veces dos. Pero al final, el esfuerzo vale la pena. Porque el metal, el cristal y la piedra pueden combinarse para crear espacios únicos e inspiradores.
También entendemos que encontrar los diseños perfectos para nuestras tiendas es crítico. Incluso hicimos la fachada de la tienda de Regent Street de Londres a escala real en un aparcamiento de Cupertino para asegurarnos de ello. Y eso nos enseñó el valor de ver las cosas a su tamaño real. Una vez tuvimos la noción de que unas minitiendas ofrecerían la conveniencia definitiva. E hicimos una. Y nos enseñó que realmente algo más grande puede ser mejor. Y aprendimos que incluso cuando nuestras tiendas son grandes, no hay detalle pequeño. Eso es algo que hemos aprendido con la restauración de la tienda de Opera en París a la escala de su medio millón de tejas. También hemos aprendido que a nuestros clientes les gustan los espacios abiertos, las escaleras de cristal y las mesas de madera de roble hechas a mano. Y que esos espacios no necesitan oler a pino o tomate para que sean agradables. Trabajamos constantemente para que nuestras tiendas sean más artísticas, más icónicas y más innovadoras. Y estamos tremendamente orgullosos de todas y cada una de ellas.
No estamos orgullosos de nuestras tiendas sólo porque tengan mucho éxito, sino por todo lo que nos han enseñado. Todo lo que hemos sabido gracias a las Apple Store para que Apple sea más fuerte como compañía. Durante estos diez años, hemos aprendido que nuestras tiendas son el cuerpo de la marca Apple para nuestros clientes. Ahora, ellos no son simplemente la razón por la que estamos aquí, así que dediquémosles unas palabras.
Cuando abrimos nuestra primera tienda en Tyson’s Corner en el 2001, todo el mundo intentaba hablar menos con sus clientes. Lo que nos hizo pensar que a lo mejor nosotros deberíamos hablar más con ellos. Cara a cara si es posible. De modo que hemos encontrado modos para iniciar una conversación en cualquier ocasión. Hablamos mientras ellos juegan con nuestros productos en las mesas. Y cuando se nos unen en un taller. Esas conversaciones nos han enseñado que los clientes aman nuestros productos, pero que lo que realmente quieren saber es cómo montar un álbum de sus fotografías familiares. Quieren montar una película de su hijo. O una página web acerca de su viaje por todo el país. Lo que nos ha enseñado que nuestras tiendas deberían ser un centro de creatividad. Y hemos aprendido con nuestros campamentos para niños que la creatividad no exige ninguna edad mínima. Las películas y pases de diapositivas que hemos visto hacer a los niños son una prueba de que lo único necesario es una idea. Y algo tenemos que estar haciendo bien, porque las sonrisas de los niños son tan grandes como las nuestras.
Hemos aprendido también que los músicos pueden grabar álbumes en nuestras tiendas que pueden llegar a lo más alto. Y que los directores más galardonados están interesados no solo en nuestros ordenadores sino también en nuestros talleres. Hemos aprendido mucho acerca de cómo divertirse. Y hemos aprendido que a nuestros clientes les gusta usar nuestros productos en los negocios.
La experiencia nos ha dicho que teniendo un día para los profesionales a la semana no es suficiente. Que necesitamos estar abiertos a los negocios a diario. Y tenemos espacios dedicados a las sesiones para enseñar a los negocios, a los talleres y a los eventos. Hemos aprendido que cada empleado tiene que ser tan fluido en las necesidades de un negocio como en las necesidades de cualquier otro cliente. Nuestras millones de conversaciones con los clientes nos han enseñado que no se trata de hacer pensar a un cliente que un ordenador o un teléfono le ama. Eso es imposible. Se trata de darle a la gente las herramientas para que puedan hacer lo que les gusta hacer. Y así hemos aprendido a hacer proyectos como el One to One o la configuración personal para darle a los clientes esas herramientas. Para reemplazar el miedo con la confianza. Porque nuestros clientes nos han enseñado que la experiencia de la propiedad es más importante que la experiencia de la venta.
Hemos aprendido todo esto preguntando. Y escuchando verdaderamente las respuestas de los clientes. Y para estar seguros de ello hemos aprendido 36 idiomas, y algunos dialectos locales. Hemos aprendido algunas cosas culturales. El término adecuado para usar “y’all”, por ejemplo. Y nuestros clientes japoneses nos han enseñado que sus superhéroes no llevan capa. Lo que también nos ha enseñado ver el feedback como un regalo. Hemos aprendido que una visita a la Genius Bar puede arreglar más que un ordenador: puede arreglar la relación de un cliente con Apple. Y que no necesitamos una nevera llena de agua gratis para llevar a un cliente a hablar con un Genius. Sabiendo que obtienen la respuesta correcta cuando algo no funciona no es suficiente. Incluso hemos dado con el modo de acortar el tiempo de reparaciones de siete días a uno solo. Nuestros clientes nos ponen en unos estándares altísimos, de modo que hemos aprendido a elevar los nuestros aún más. 325 inauguraciones nos han enseñado que una gran apertura crea muchísima expectación. Que la gente puede hacer cola horas, incluso días para poder ser de los primeros en cruzar la puerta y recibir una camiseta.
Hablando de camisetas, hemos aprendido más de lo que creéis con las nuestras. Hemos aprendido que cuando llevamos camisetas negras nos fundimos con el ambiente. Y que cuando llevamos demasiados colores es confuso. Pero las camisetas azules son adecuadas. Hemos aprendido que hacen falta 4253 puntadas de costura para coser el logotipo de Apple en nuestras camisetas azules. Incluso hemos dado con la dirección en la que las puntadas se tienen que dar.
Cuando se trata de lanzamientos de producto, hemos visto que hay que trabajar duro para que los envíos cumplan con la demanda. Si no el primer día, cuanto antes. Y hemos aprendido a colocar nuestros productos de forma innovadora en nuestras tiendas. Hemos creado sistemas como EasyPay para ayudar a nuestros clientes con la mayor eficiencia posible. Hemos reemplazado el teléfono rojo de la Genius Bar con más experiencia directamente en nuestras tiendas. Todo esto nos ha hecho más listos. Y en el centro de todo lo que hemos conseguido, todo lo que hemos aprendido en estos diez años, está nuestra gente. Gente que entiende cómo es de importante el arte con la tecnología. Gente que alcanza e incluso supera la expectación de nuestros clientes los días en los que lanzamos nuevos productos.
Más de treinta mil personas inteligentes, astutas y dedicadas que trabajan duro para crear largas relaciones con las millones de personas que cruzan nuestras puertas. Ya sea reparando ordenadores, dando talleres, organizando el inventario, diseñando estructuras icónicas, inventando tecnología propietaria, negociando acuerdos, apurando los detalles de los carteles o haciendo otras incontables tareas. Hemos aprendido a contratar a lo mejor en cada disciplina. Ahora vemos ´que es nuestro trabajo formar a nuestro personal y después aprender de él. Y contratamos a personas con tantos trasfondos (profesores, músicos, artistas, ingenieros) que hay muchísimo que aprender en nuestro día a día.
Hemos aprendido a valorar una personalidad magnética tanto como la habilidad. Cómo buscar inteligencia pero amabilidad en la misma cantidad. Como encontrar personas que buscan una carrera, no un trabajo. Y hemos visto que cuando contratamos a la gente adecuada, podemos liderar en vez de gestionar. Podemos darle a cada persona su trozo de jardín para que él lo transforme. Hemos aprendido que nuestro mejor personal nos da la mejor formación para la nueva generación. Y que es importante para todos los miembros del personal no sólo sentir una conexión con su tienda, sino con los equipos en Cupertino y las tiendas del resto del mundo. Porque la mejor manera de hacer las cosas no dependen del idioma o el país.
Hemos aprendido que gracias a la calidad de nuestro personal, es más difícil ser contratado en una Apple Store que ser contratado en Cupertino. A veces hacen falta dos o tres años para que alguien entre. No porque no son adecuados para Apple, sino porque queremos estar seguros que la oportunidad que les ofrecemos es buena para ellos. ¿Por qué hemos aprendido a ser tan selectivos, tan cuidadosos? Porque nuestro personal es el alma de las Apple Stores. Y juntos, nuestro equipo es el más fuerte que hemos visto en una tienda. Tan bonito e ícónico como nuestros locales.
Así, en nuestro día número 3652, os damos las gracias a todos y cada uno de vosotros. Os damos las gracias a todos los que estabais aquí el primer día, y a todos los que este es su primer día. Los pasados 10 años de las Apple Store han cambiado Apple como compañía. Nuestras experiencias, nuestros hitos, incluso nuestros fallos ocasionales nos han mejorado. Han mejorado a Apple. Y es debido a esas experiencias y su forma con la que nos han cambiado por las que ahora no podemos esperar a lo que vamos a aprender a partir de ahora. Han sido diez años. Menudo primer paso más increíble.
P.D. Estamos impacientes ante la apertura durante este año de la tienda oficial de Apple en la Calle Colón en Valencia.